Mi primera profesión, y mi primer amor, fue la Danza. Cree mi estudio de danza y lo dirigí durante 10 años. Di clases desde mis 17 y en todo ese tiempo siempre entendí el movimiento como un espacio de conexión con uno mismo. La danza fue la primera puerta hacia el auto conocimiento. En mi experiencia personal (y que luego plasme en mi espacio Munay) el tiempo de danza era el tiempo de SER YO. Sin miradas condicionantes, sin deber ser, en libertad, cumpliendo sueños. 

Y llegó un momento donde lo que la danza abría era necesario llevarlo a otro nivel, y llegó Ensueño Dirigido a mi vida. Y empecé a experimentar una transformación personal que no me había dado ninguna otra técnica.

Y llegó Reiki y necesité ir profundo, hasta completar la Maestría. Y luego tuve la posibilidad de formarme como Facilitadora de Ensueño Dirigido, y ahí el salto fue profundo, el volante de mi vida hizo un giro de esos emocionantes. 

Entendí que siempre mi vocación había estado orientada a acompañar a otros seres humanos a profundizar en sí mismos, a sanar, a sentirse libres, a sentirse a gusto consigo mismos, a que la vida se vuelva linda, alegre, fluida, gustosa de ser vivida.  

El siguiente escalón fue la formación en Astrología con enfoque Holístico, para poder acompañar procesos desde otro lugar. 

Todas herramientas complementarias y llenas de posibilidades. Poniéndote siempre a vos como centro, y a mi como acompañante de tu proceso.

Cada uno de nosotros tiene dentro todas sus respuestas, su Ser pleno, auténtico y vital que pulsa por brillar, por Desplegarse.